v
Conocer
la historia o leer el cuento previamente.
v
Narrarlo
desde la emoción que nos provoca la historia.
v
Jugar
con las voces.
v
Agregar
onomatopeya.
v
Manejar
el suspenso.
v
Interpretar
la mirada de quien escucha para manejar los tiempos de narración.
v
Repetir
situaciones en caso de que sea necesario reforzar.
v
No
temer a los malos (monstruos, ogros o brujas): los chicos no tienen miedo
porque saben que el adulto, los acompaña y porque entiende que son personajes
de un cuento.
v
En
caso de que haya interrupciones de cualquier tipo tratar de incluirlas en la
historia.
v
Alentar
a los chicos a realizar aportes, sumar detalles explicar alguna situación.
v
Leer
un capitulo por día resulta atrapante cuando los chicos pueden ya comprender la
espera.
Fuente: “Revista Jardín de Genios” (n° 123,
Agosto 2013)